“Cuando las cosas parecen ir mejor, es que has pasado algo por alto”
Cómo ser Ábalos” o el arte de sobrevivir en la política española
El artículo “Cómo ser Ábalos (Being Ábalos)”, firmado por Juan Diego Madueño en Fare Casino, es mucho más que una sátira política. Es una radiografía punzante de una forma de ejercer el poder en España, encarnada en la figura de José Luis Ábalos, exministro del PSOE y protagonista de algunos de los episodios más polémicos del sanchismo. Aquí analizo el texto y añado una reflexión que, en estos tiempos, sigue siendo incómodamente vigente.
Desde la primera línea, Madueño entra sin rodeos. Acceder a la mente de Ábalos es, dice, como entrar “por una gatera abierta en un lupanar”. No hay metáforas suaves ni concesiones. Lo que plantea es un retrato brutal de un político que representa más el desgaste del sistema que la regeneración democrática que alguna vez se prometió.
Ábalos como caricatura del poder
Madueño usa comparaciones populares —Homer Simpson, James Bond de menú del día, Indiana Jones del carajillo— para ridiculizar a un personaje que, según el autor, ha dejado una marca indeleble en la política española, pero no por méritos, sino por escándalos. El texto remite al caso de la UCO y al supuesto uso de prostitutas durante la pandemia, que se describe como una “reinvención del volquete”, frase que conecta con el imaginario político de la corrupción más rancia.
Ábalos, lejos de ser una excepción, es presentado como productor de un ecosistema: una aristocracia de partido blindada por los medios y sostenida por una impunidad estructural. Es el “confesor de Pedro Sánchez”, una figura que, más que caer, muta y resiste. El artículo apunta no solo a él, sino al sistema que permite que figuras así se mantengan en el centro del poder sin rendir cuentas.
Uno de los pasajes más brillantes y cínicos del texto es la parodia de Being John Malkovich: “quince o veinte minutos siendo José Luis Ábalos”. En esa fantasía, ser Ábalos implica tener acceso a dinero público para fines privados, disfrutar del respaldo del partido y contar con la inmunidad del sistema. La corrupción no como error, sino como modo de vida.
Disneyland de la corrupción
El cierre del artículo no deja lugar a dudas: el carnet del PSOE es descrito como un pase VIP a las habitaciones del “Disneyland de la corrupción”. Una imagen brutal pero certera. La corrupción no se oculta, se institucionaliza. Y en algunos casos, hasta se celebra.
Reflexión final
Conviene recordar que cuando estalló el caso Bárcenas en el Partido Popular, el PSOE exigió de inmediato el cese del presidente Rajoy, pese a que el implicado directo era el tesorero del partido. En contraste, en el caso Ábalos hablamos del secretario de Organización del PSOE, ministro del Gobierno y protagonista directo. No solo no se exigió dimisión alguna, sino que fue defendido en el Congreso como un héroe por su gestión en el caso Delcy.
Pedro Sánchez no dimitió entonces, y no lo hará ahora. Esa es la diferencia. Y también, una prueba más de que la vara de medir la ética política depende de quién sostiene el poder en cada momento.

