sábado, 19 de abril de 2025

COMO SER ABALOS



Cuando las cosas parecen ir mejor, es que has pasado algo por alto




Cómo ser Ábalos” o el arte de sobrevivir en la política española



El artículo “Cómo ser Ábalos (Being Ábalos)”, firmado por Juan Diego Madueño en Fare Casino, es mucho más que una sátira política. Es una radiografía punzante de una forma de ejercer el poder en España, encarnada en la figura de José Luis Ábalos, exministro del PSOE y protagonista de algunos de los episodios más polémicos del sanchismo. Aquí analizo el texto y añado una reflexión que, en estos tiempos, sigue siendo incómodamente vigente.


Desde la primera línea, Madueño entra sin rodeos. Acceder a la mente de Ábalos es, dice, como entrar “por una gatera abierta en un lupanar”. No hay metáforas suaves ni concesiones. Lo que plantea es un retrato brutal de un político que representa más el desgaste del sistema que la regeneración democrática que alguna vez se prometió.


Ábalos como caricatura del poder

Madueño usa comparaciones populares —Homer Simpson, James Bond de menú del día, Indiana Jones del carajillo— para ridiculizar a un personaje que, según el autor, ha dejado una marca indeleble en la política española, pero no por méritos, sino por escándalos. El texto remite al caso de la UCO y al supuesto uso de prostitutas durante la pandemia, que se describe como una “reinvención del volquete”, frase que conecta con el imaginario político de la corrupción más rancia.


Ábalos, lejos de ser una excepción, es presentado como productor de un ecosistema: una aristocracia de partido blindada por los medios y sostenida por una impunidad estructural. Es el “confesor de Pedro Sánchez”, una figura que, más que caer, muta y resiste. El artículo apunta no solo a él, sino al sistema que permite que figuras así se mantengan en el centro del poder sin rendir cuentas.



Uno de los pasajes más brillantes y cínicos del texto es la parodia de Being John Malkovich: “quince o veinte minutos siendo José Luis Ábalos”. En esa fantasía, ser Ábalos implica tener acceso a dinero público para fines privados, disfrutar del respaldo del partido y contar con la inmunidad del sistema. La corrupción no como error, sino como modo de vida.


Disneyland de la corrupción

El cierre del artículo no deja lugar a dudas: el carnet del PSOE es descrito como un pase VIP a las habitaciones del “Disneyland de la corrupción”. Una imagen brutal pero certera. La corrupción no se oculta, se institucionaliza. Y en algunos casos, hasta se celebra.



Reflexión final

Conviene recordar que cuando estalló el caso Bárcenas en el Partido Popular, el PSOE exigió de inmediato el cese del presidente Rajoy, pese a que el implicado directo era el tesorero del partido. En contraste, en el caso Ábalos hablamos del secretario de Organización del PSOE, ministro del Gobierno y protagonista directo. No solo no se exigió dimisión alguna, sino que fue defendido en el Congreso como un héroe por su gestión en el caso Delcy.

Pedro Sánchez no dimitió entonces, y no lo hará ahora. Esa es la diferencia. Y también, una prueba más de que la vara de medir la ética política depende de quién sostiene el poder en cada momento.



lunes, 14 de abril de 2025

FRANCISCO FERROL




Los atajos siempre toman mas tiempo de lo esperado


Hoy coloco un artículo valiente, lúcido y necesario. Alfonso Ussía escribe con honestidad, memoria y sentido común. Reivindica el derecho a matizar la historia sin fanatismos ni censuras. Su estilo es irónico, directo y brillante. Defiende la libertad de pensamiento y denuncia el revisionismo absurdo con inteligencia y dignidad. Un texto imprescindible de leer.


Los que me conocen saben que jamás fui franquista. En mi casa me educaron en la lealtad a Don Juan. Y cuando Don Juan fue definitivamente descartado, seguí del lado de Don Juan hasta su renuncia a los derechos históricos de la Corona en beneficio de su hijo, Don Juan Carlos I. Mi padre estuvo siempre a la sombra del gran perdedor, y fue el español que en más ocasiones fue convocado por el Tribunal de Orden Público por sus constantes estancias y viajes a Estoril, superando las 150 comparecencias. 

Pero ahora, me permito creer que, en la culminación de mi existencia, tengo que reconocer muchas cosas buenas a quien no reconocí ninguna por la lógica estupidez ardiente y juvenil. Y como ese reconocimiento hoy se considera delito, he decidido que lo más prudente es intentar la justicia y el equilibrio refiriéndome a don Francisco Ferrol, por cuanto sus verdaderos nombre y apellido están penados por la nueva Ley de la Memoria Democrática, y solamente es tolerable mencionarlo si es para ponerlo a parir. En mi infancia y juventud se vivía en un régimen autoritario que desembocó en una dictablanda. Efectivamente, la militancia política –no sólo la de izquierdas–, estaba perseguida, pero fuera de ella, en España había más libertad que en nuestros días. Y, además, impuestos ridículos, grandes obras públicas, sociedades estatales con un funcionamiento perfecto –Correos, Iberia, Renfe, etc.–, hospitales públicos, más de cuatro millones de viviendas protegidas y una política económica que llevó a nuestra nación de la desolación de la posguerra a ocupar el noveno lugar de las economías mundiales durante el régimen de don Francisco Ferrol.

 En aquellos tiempos se expandió la clase media, el tejido social que mantiene en todos los países la estabilidad y la libertad de los mercados. Don Francisco Ferrol creó la Seguridad Social, determinó las vacaciones obligatorias, las pagas extraordinarias, y unos tribunales laborales en los que el noventa por ciento de las causas a juzgar se sentenciaban favorablemente a los obreros. Y se vivía en paz y muy bien, con la seguridad ciudadana garantizada y con plena libertad, siempre insisto, renunciando al ejercicio político. Ha dicho Cristina Almeida, además de narrar su negativa a compartir en sueños sus ardores con Bertín Osborne, que Francisco Ferrol prohibió el sexo. Mentira. A mí, al menos, no me lo prohibió, y tuve amigos «gays» que se encontraban en sus bares y discotecas sin que nadie le aplicara la Ley de Vagos y Maleantes promulgada durante la Segunda República, o fueran fusilados por el Ché Guevara por ser homosexuales. El funcionariado era el preciso, y la administración del dinero público, modélica. Y sí, Madrid era el centro. Hubo centralismo, como en Francia con París, en Inglaterra con Londres y en Portugal con Lisboa. Aquella España, con todos sus defectos, era infinitamente más libre –excepto en el ejercicio de la política–, que esta España entregada a los que la aborrecen, a los terroristas que han asesinado a los españoles, y a los separatistas que han convertido sus regiones y ciudades en espacios abiertos a la delincuencia. 

Ahora han decidido los resentidos ignorantes, iletrados y resentidos, eliminar a don Francisco Ferrol de la historia, ya centenaria de la Legión. Una bandera lleva su nombre, la que mandó como su primer comandante. Eliminar al general Ferrol de la historia de la Legión es empresa imposible, por haber sido junto al general Millán Terreros –posteriormente Millán-Astray–, uno de sus fundadores y primeros jefes. Empresa tan tonta como borrar de la Compañía de Jesús a Íñigo de Loyola para sustituirlo por el padre Ángel, que capaces son. 

El fundamental problema de estos propagadores del odio no está en la mentira, en la rabia, en la injusticia y en la necesidad que tienen en ganar una guerra que perdieron por su culpa hace más de ochenta años. En un bando había un ideal, España, y en el otro un desbarajuste que terminó a tiros entre ellos al grito de ¡viva Stalin! El fundamental problema es que además de recuperar el odio, lo han hecho desde la más supina estupidez. Y las tonterías de los tontos no tienen recorrido. Jamás fui partidario de Francisco Ferrol, pero hay que reconocer que muchas cosas las hizo mejor que bien. 

 ALFONSO USSÍA

sábado, 12 de abril de 2025

VOLVER AL PASADO

Cartel sobre tensiones comerciales entre EE.UU. y China


La memoria selectiva del poder es la amnesia del país


El artículo de Bryan Mena en CNN plantea una crítica directa a las políticas económicas de Donald Trump, quien estaría intentando revivir una visión industrial obsoleta de Estados Unidos. A través de aranceles y recortes en ciencia y educación, el expresidente impulsa una estrategia que podría socavar la posición del país en la carrera tecnológica global, especialmente en el ámbito de la inteligencia artificial (IA).

¿A qué responde esta estrategia?

  • El empleo manufacturero en EE.UU. cayó sostenidamente desde finales de los años 70.
  • La automatización y la globalización han transformado la economía.
  • Hoy, el 80% de los empleos están en servicios: tecnología, finanzas, ingeniería.

¿Y la inteligencia artificial?

Mientras Trump apunta al pasado, países como China avanzan con modelos IA competitivos como los de DeepSeek. EE.UU. necesita más inversión, más investigación y talento, no recortes. Pero las políticas actuales van en sentido contrario:

  • Recortes en fondos a universidades como Harvard y Princeton.
  • Revocación de visados a estudiantes extranjeros clave en investigación IA.
  • Propuesta de eliminar la Ley CHIPS, fundamental para los semiconductores.

La contradicción de su estrategia tecnológica

Aunque Trump anunció grandes inversiones en infraestructura IA y chips, sin apoyo a la base académica y al talento joven, esa estrategia es insostenible. Como apunta el economista Martin Chorzempa, revivir el modelo industrial de los 50 es una nostalgia ineficaz en un mundo dominado por la automatización y la IA.

Estados Unidos aún puede liderar la transformación digital global. Pero para lograrlo, necesita mirar al futuro, no al retrovisor de una economía que ya no existe.

Publicado en CNN por Bryan Mena, el 9 de abril de 2025

Leer artículo original en CNN

PSICOPATA O FASCINANTE