viernes, 4 de julio de 2025

SANCHEZ. UNO MAS

 




“La mayor victoria de Pedro Sánchez” (El País, 1 de julio de 2025)

Fuente: El País – Opinión

El artículo editorial de El País, publicado el 1 de julio de 2025 bajo el título “La mayor victoria de Pedro Sánchez”, plantea una conclusión evidente, pero lo hace con una templanza que no hace justicia a la gravedad de la situación: Pedro Sánchez debería dimitir. No por estrategia ni por cálculo electoral, sino por decencia política. Por el bien de las instituciones que dice defender.

Hoy no se trata de ideologías ni de la amenaza de la derecha o la ultraderecha. Se trata de ética, de principios y de respeto al cargo que ostenta. El presidente del Gobierno lleva meses aferrado al poder mientras los casos de corrupción cercan su entorno más íntimo: su esposa está imputada, su hermano investigado, varios de sus altos cargos encarcelados. La respuesta ha sido el victimismo, la cortina de humo y el “yo o el caos”.

El artículo recuerda con acierto que António Costa dimitió en Portugal en noviembre de 2023 al verse salpicado su entorno. Sin embargo, lo que en otros países se asume como normalidad democrática, aquí se presenta como una injusticia casi personal. Sánchez no solo se niega a asumir responsabilidades políticas por los casos que le cercan; además, pervierte el debate público envolviéndose en una supuesta superioridad moral progresista que ya no engaña a nadie.

Su argumento de que dimitir abriría la puerta a la ultraderecha es cínico. Esa ultraderecha ya está en el tablero político, y algunos de sus peores postulados se han blanqueado en aras de la gobernabilidad. ¿Qué sentido tiene mantenerse en el cargo si es a costa de romper todas las líneas rojas éticas, judiciales y democráticas?

La alternativa que plantea el editorial —una sustitución dentro del PSOE sin necesidad de elecciones anticipadas— no solo es posible, sino necesaria. Seguir aferrado al poder como única vía de contención de la derecha es un chantaje emocional y político a los votantes. Y es una estrategia suicida: cuanto más se desgaste el presidente, más legitimidad ganarán los extremos que dice combatir.
 
La izquierda, si quiere sobrevivir con dignidad, debe practicar la ejemplaridad que exige. No puede pedir sacrificios al ciudadano mientras protege a los suyos. La renuncia de Sánchez no sería una derrota; sería el primer acto verdaderamente coherente de su segundo mandato.

Seguir en La Moncloa no es gobernar. Gobernar es asumir las consecuencias, aunque duelan. El precio de quedarse ya no lo paga Pedro Sánchez: lo paga el PSOE, lo paga la democracia, y lo paga un país cada vez más descreído.

Añado mi punto de vista:
Sánchez no dimite y se convocan elecciones generales porque, de presentarse, no las ganaría, aunque mantendría el aforamiento como diputado. Posiblemente tendría que dejar no solo la presidencia del Gobierno, sino también el liderazgo del PSOE. Si la “puerta giratoria”, dada la erosión política que arrastra, no le permite ser “colocado” en algún organismo internacional como secretario general o presidente, quedaría abocado a integrarse en algún consejo de administración de una fundación próxima a su partido. Y eso, en la práctica, implica perder fuente de ingresos, privilegios y poder. Seria uno mas.

 

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