miércoles, 3 de septiembre de 2025

OPOSICION VS. GOBIERNO

 





El doble rasero y su catadura moral y política

“La coherencia no se mide por el cargo, sino por mantener el mismo criterio cuando te conviene y cuando no.”

El doble rasero es un patrón estable en la vida pública: lo que se exige desde la oposición se relativiza al llegar al poder. Esto no solo es táctica: tiene catadura moral (coherencia personal) y catadura política (calidad institucional). A continuación, se analizan cuatro dimensiones —incoherencia, oportunismo, déficit ético y normalización del cinismo— y se ilustran con comparativas de líderes recientes.

1) Incoherencia

Decir una cosa en la oposición y sostener la contraria en el Gobierno mina la credibilidad y proyecta que las convicciones dependen del asiento.

2) Oportunismo político

La lógica del poder empuja a deslegitimar al adversario cuando se está fuera y a justificar cualquier decisión cuando se gobierna. Visto desde fuera, se percibe como puro oportunismo y erosiona la confianza en la palabra pública.

3) Déficit ético

La incoherencia repetida revela un déficit de principios: se critican prácticas en otros que luego se aceptan si benefician. Es una base frágil para el liderazgo.

4) Normalización del cinismo

La repetición del doble rasero instala la idea de que “todos hacen lo mismo”, alimentando abstención y descrédito institucional.

Comparativa de incoherencias en presidentes españoles

José María Aznar (PP)

  • Oposición (años 90): denuncias del “reparto” político en CGPJ/TC y defensa de “despolitizar la justicia”.
  • Gobierno (1996–2004): pactos de cuotas y bloqueos en renovaciones, práctica luego repetida por distintos gobiernos y oposiciones a lo largo de décadas.

Contexto: la dinámica de bloqueos/repactos del CGPJ ha sido bidireccional entre PP y PSOE (1996, 2001, 2008, y la parálisis más larga en la última década).

José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE)

  • Oposición (2000–2004): “No a la guerra” (Irak) y discurso pacifista.
  • Gobierno (2004–2011): retirada de Irak, pero mantenimiento/ampliación de despliegues en Afganistán (ISAF) y envío de tropas a Líbano (UNIFIL) con autorización del Congreso (hasta 1.100 militares en 2006).

Mariano Rajoy (PP)

  • Oposición (2004–2011): promesa de no subir impuestos.
  • Gobierno (2011–2018): al inicio, subidas relevantes (IRPF, IVA y especiales) por la crisis y el déficit; medidas plasmadas en normativa como el RDL 20/2012, con balance de aumentos netos en 2012 y años siguientes.

Pedro Sánchez (PSOE)

  • Oposición (2017): defendió que un Gobierno sin Presupuestos debía someterse a cuestión de confianza.
  • Gobierno (2025): asegura que presentará Presupuestos, pero que seguirá gobernando aunque se los tumben; enfatiza que las cuentas son un “instrumento”.
  • Además: criticó el abuso del decreto-ley en la oposición y recurre a él como única manera de Gobierno.

Resumen práctico

Patrón Idea clave Ejemplo
Incoherencia Exigir fuera, relativizar dentro Presupuestos/Confianza (Sánchez 2017 vs. 2025)
Oportunismo Discurso según convenga CGPJ: reproches y luego reparto/bloqueos (Aznar y otros)
Pragmatismo contradictorio Ideales vs. despliegues Zapatero: Afganistán y Líbano
Justificación económica Crisis como razón de giro Rajoy: IRPF/IVA (2012)

Antídotos cívicos (mínimos)

El doble rasero es rentable a corto plazo, pero a largo destruye confianza y vacía la democracia de contenido.

Reflexión final

La catadura moral de un dirigente se mide en la coherencia cuando el poder aprieta. La catadura política se mide en si sus decisiones fortalecen —o erosionan— las instituciones. En ambos frentes, el doble rasero sale caro: mantiene a algunos en el cargo, pero degrada la calidad democrática de todos.

Etiquetas: doble rasero oposición y gobierno catadura moral coherencia política confianza institucional democracia

sábado, 2 de agosto de 2025

AUTARQUÍA.SOLAMENTE DE FRANCO?

 

Imagen alusiva a la autarquía

Las sanciones que matan de hambre son guerras con otro uniforme

La autarquía se presenta como un modelo de autosuficiencia nacional, pero en la práctica ningún régimen que la adopta sobrevive aislado de manera absoluta. El patrón común combina autoritarismo, aislamiento internacional y control económico interno, con un cuarto elemento clave: la tolerancia o apoyo de potencias ideológicamente afines que suavizan la crítica y proporcionan recursos estratégicos.

Tras la Guerra Civil, el régimen de Franco adoptó la autarquía como única salida ante el aislamiento internacional. La economía española quedó cerrada al exterior, con racionamiento, mercado negro y atraso industrial. Esta estrategia, además de responder a una convicción ideológica nacionalista, fue consecuencia de la exclusión de España del Plan Marshall y de las sanciones diplomáticas.

 España fue excluida del Plan Marshall y sufrió sanciones diplomáticas. Franco buscó apoyos en Argentina, comercio con Portugal y, más tarde, el pacto con Estados Unidos en 1953, cuando la Guerra Fría convirtió a España en un aliado útil frente al comunismo. La autarquía fue, en realidad, un período transitorio sostenido por relaciones discretas hasta que llegó el reconocimiento internacional.

Este patrón se repite en otros contextos. Cuba, tras el embargo estadounidense, proclamó la autosuficiencia agrícola y el control total de la economía, pero dependió de los subsidios soviéticos durante tres décadas. Con el colapso de la URSS, entró en el “Período Especial” de hambre y carencias, hasta recibir apoyo de Venezuela e inversiones externas. Corea del Norte, con el ideario “Juche”, predica autosuficiencia pero sobrevive gracias a la ayuda de China, que le suministra energía y alimentos para evitar un colapso que afecte su frontera.

En Venezuela, Hugo Chávez no apostó por la autarquía clásica, sino por un modelo rentista nacionalista. Sin embargo, las sanciones internacionales bajo Maduro cerraron la economía y controlaron importaciones, con dependencia del petróleo y apoyo de Rusia, China e Irán. Incluso Rusia, tras las sanciones por Ucrania, impulsa una “autarquía parcial” sustituyendo importaciones y controlando divisas, aunque mantiene comercio con Asia.

El elemento común es evidente: ninguna autarquía es completamente autónoma. Todas dependen de redes ideológicas o pragmáticas que, por afinidad política o interés estratégico, les ofrecen respaldo. Las potencias afines minimizan las críticas, utilizan la relación para fines propagandísticos y obtienen beneficios económicos o geopolíticos.

En definitiva, el mito de la autosuficiencia absoluta encubre una realidad: la supervivencia de estos regímenes no depende solo del control interno, sino de la complicidad externa que, bajo bandera ideológica, legitima y prolonga su existencia.

Etiquetas: autarquía, historia contemporánea, economía política, Franco, Guerra Fría, Cuba, Corea del Norte, Venezuela, Rusia, sanciones internacionales

viernes, 25 de julio de 2025

ANGUSTIA

Yolanda Díaz y su propuesta de gobernar con albañiles y limpiadoras

Populismo low cost: la propuesta de Yolanda Díaz de gobernar con “albañiles y limpiadoras”

La política no es un reality show: dirigir un país requiere preparación, no solo buenas intenciones.

La libertad de expresión es un derecho constitucional, tan respetable como cualquiera de los otros que recoge nuestra Carta Magna. Por eso, aquí estamos ejerciéndolo.

Hoy, Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno, nos dejó otra de sus perlas. Hablaba sobre el caso de Noelia Núñez, diputada del PP que mintió en su currículum y ha tenido que dimitir. Sobre esto, Díaz afirma: “Mentir no es correcto, pero el debate sobre tener licenciatura para trabajar en lo público es de clase y horrible”.

O sea, mentir está mal, sí… pero cuestionar si alguien sin formación debería dirigir lo público es un problema “de clase”. ¿En serio?

Por si no bastara, añadió: “Ha habido y hay magníficos diputados y diputadas, ministros y ministras. Me encantaría tener alguno que sea un albañil o una limpiadora”.

Aquí empieza la angustia

¿De verdad alguien cree que cualquier persona —por muy honesta que sea— está lista para dirigir un ministerio? ¿De qué va esto? ¿De gobernar o de montar un reality show? Porque la economía, la justicia o la sanidad no se gestionan con sonrisas y “buena gente”.

No se trata de menospreciar oficios. Todos son dignos. Pero dirigir un país no es lo mismo que poner ladrillos o barrer calles. Para eso se necesita conocimiento, criterio y preparación. Lo contrario es puro populismo low cost, el “todo vale” que convierte la política en un circo.

Pero claro, ahí está Yolanda, siempre sonriente, abrazando a todo el mundo como si eso fuera un plan de gobierno. Porque total, ¿qué podría salir mal? Si algún día llega a presidir el país —esa “izquierda progresista” que en realidad es comunismo con filtro de Instagram—, Venezuela será Disneylandia comparado con nosotros.

¡Esto va a ser un circo, y sin payasos!


Etiquetas: política española, Yolanda Díaz, populismo, formación política, opinión política, España actual, cargos públicos

lunes, 21 de julio de 2025

EXTRANJEROS. MANO DE OBRA ESENCIAL

Mano de obra extranjera en España

La aportación de la mano de obra extranjera en España

España cuenta actualmente con 6,3 millones de extranjeros, lo que representa aproximadamente el 13% de la población total. Lejos de ser un grupo homogéneo, esta población diversa tiene una presencia muy significativa en el mercado laboral español. De hecho, los trabajadores extranjeros afiliados a la Seguridad Social superan los 3 millones, una cifra histórica que demuestra su peso en la economía del país.

Los datos del INE y de la Seguridad Social permiten identificar con precisión qué nacionalidades más aportan y en qué sectores. Encabezan la lista Marruecos, Rumanía, Colombia, Venezuela, China e Italia, seguidos por Ecuador y varios países africanos como Senegal o Malí.

Estos colectivos están especialmente concentrados en cuatro sectores:

  1. Agricultura: Aquí, el peso de la inmigración es incuestionable. Marruecos y Senegal destacan por el volumen de trabajadores en el campo. Solo Marruecos aporta cerca de 80.000 personas, mientras que Senegal, con menos visibilidad mediática, supera los 18.000 trabajadores.
  2. Industria y construcción: Rumanía, Marruecos e Italia son esenciales. Muchos oficios cualificados y no cualificados del sector dependen de esta mano de obra.
  3. Servicios: Colombia, Venezuela y China lideran claramente. Desde hostelería hasta cuidados personales, su contribución es vital.
  4. Autónomos: Más de 480.000 extranjeros trabajan por cuenta propia, según la Seguridad Social.

La realidad es que sin inmigración, sectores enteros como la agricultura intensiva, la restauración o la construcción sufrirían colapsos de personal. Además, son cotizantes netos: trabajan, consumen, alquilan, emprenden y pagan impuestos.

Pero no todo es positivo. La concentración en empleos precarios o estacionales, la infrarrepresentación en puestos cualificados y el riesgo de explotación laboral siguen siendo retos. La política migratoria debe dejar de ser reactiva o electoralista y apostar por una verdadera integración socioeconómica.

Distribución laboral de inmigrantes en España

Negar el valor de la mano de obra extranjera es ignorar lo evidente: España no funciona sin inmigración. Lo que se necesita es una gestión responsable, transparente y justa.


Etiquetas: inmigración en España, mercado laboral, economía, trabajadores extranjeros, sectores productivos, integración, política migratoria

sábado, 19 de julio de 2025

UCO y UDEF

  




UCO y UDEF: entre la eficacia técnica y el acoso político

 

Llevo años observando —y en más de una ocasión sufriendo— cómo se castiga en España a quienes hacen bien su trabajo, sobre todo si su trabajo incomoda al poder. Es el caso de dos unidades policiales clave en la lucha contra la corrupción: la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional.

Ambas han protagonizado investigaciones rigurosas que destaparon tramas como Gürtel, Malaya, Brugal o Púnica. No importa qué partido gobernara: sus pesquisas han tocado a unos y otros. Eso, en vez de consolidar su prestigio institucional, las ha convertido en blanco habitual de descrédito y presiones.

En los últimos meses, la situación ha llegado a niveles difícilmente asumibles en una democracia sana. La UCO investiga al entorno directo del presidente del Gobierno: su esposa, su hermano y el exministro Ábalos. También aparece, entre las piezas clave de ese engranaje, la figura de Leyre Díez, conocida como “la fontanera del PSOE”, acusada de maniobras opacas dentro del partido.

Ante eso, lejos de dejar trabajar a los investigadores, se activan los escudos. Campañas de intoxicación, filtraciones falsas, cuestionamientos institucionales. Incluso se llegó a acusar a un exagente de la UCO de haber planeado un atentado contra el presidente. La noticia fue desmentida casi de inmediato, incluso por medios públicos como RTVE, pero los ministros que lanzaron la acusación ni rectificaron ni pidieron disculpas.
 
A este clima tóxico se suma el papel —cada vez más comprometido— de la Fiscalía General del Estado, cuya dirección parece más cercana al Consejo de Ministros que al interés general. El fiscal general, designado directamente por el Gobierno, ha intervenido en varios casos para limitar la acción de fiscales incómodos, desactivando líneas de investigación que tocaban fibras sensibles.

Mientras tanto, la ciudadanía contempla con escepticismo cómo los casos se eternizan, se anulan por defectos formales o se cierran sin consecuencias. Lo más grave no es que haya corrupción, sino que la lucha contra ella se sabotee desde dentro. Lo más preocupante no es que algunos abusen del poder, sino que se persiga a quienes intentan ponerles freno.

La independencia operativa de la UCO y la UDEF no es una cuestión técnica. Es una línea roja que separa una democracia funcional de una en descomposición.
 

miércoles, 16 de julio de 2025

XENOFOBIA

 





¿Quién comete los delitos en España? Un análisis incómodo pero necesario


 

Entre los años 2007 y 2014, cuando aún estaba en activo, hubo una cuestión que me llamaba la atención: la aparente sobrerrepresentación de extranjeros en las estadísticas de delincuencia. En la provincia de Alicante, donde el porcentaje de población extranjera es especialmente elevado, las cifras de detenidos parecían desproporcionadas en comparación con su peso demográfico. Pero al plantearlo, desde algunas instancias se me indicó que era un tema “tabú”, inadecuado para el debate público y que no debía usarse como excusa para explicar el incremento de la delincuencia.


Ahora, ya jubilado y desde la distancia que da el tiempo, sigo leyendo prensa, revisando informes oficiales, y los datos no solo confirman aquella impresión: la realidad sigue siendo la misma.


Según el último informe del Ministerio del Interior, en el primer trimestre de 2024 se detuvo o investigó a 97.363 personas en España. De ellas, 32.051 eran extranjeras. Es decir, uno de cada tres detenidos o investigados no tiene nacionalidad española.


¿Y cuántos extranjeros viven en España? Según el INE, representan alrededor del 13% de la población total —unos 6,3 millones de personas sobre 48,6 millones—. La conclusión es aritmética: los extranjeros están sobrerrepresentados en las cifras de criminalidad.

 

El caso más llamativo es el de los ciudadanos marroquíes: suponen cerca del 2% de la población, pero representan aproximadamente el 7% de los detenidos. También están sobrerrepresentadas otras nacionalidades como rumanos, colombianos, argelinos y ecuatorianos.


Este fenómeno tampoco es ajeno a la provincia de Alicante. Según los datos oficiales de 2024, alrededor del 22–23% de los habitantes de Alicante son extranjeros, es decir, más de 450.000 personas sobre un total de casi dos millones. Esta proporción duplica el promedio nacional, y convierte a Alicante en una de las provincias con mayor concentración de población extranjera de toda España.


No se trata de construir teorías ideológicas, ni de alimentar discursos xenófobos. Se trata de reconocer una realidad que está respaldada por los datos oficiales. España lidera, según Eurostat, el ranking europeo en robos con violencia, doblando las tasas de Alemania o Italia. También en tráfico de drogas, buena parte de los detenidos no son nacionales.


Negar estas cifras no ayuda a nadie. La mayoría de los extranjeros viene a trabajar, a ganarse la vida con esfuerzo y a integrarse. Pero hay una concentración delictiva en determinados grupos, muchas veces relacionada con exclusión social, falta de arraigo, estructuras familiares rotas y juventud desocupada. Ocultarlo bajo el discurso del buenismo solo sirve para perpetuar el problema.


La solución no es expulsar masivamente ni señalar por origen. Pero tampoco es silenciar datos ni evitar el debate público. España necesita estadísticas claras, análisis sin filtros ideológicos y políticas basadas en realidades, no en titulares dulzones o miedo a ofender.

 

Colofón: la otra estadística que también incomoda

Este patrón de sobrerrepresentación también aparece en uno de los ámbitos más dolorosos: la violencia de género.

Según la Estadística de Violencia Doméstica y de Género del INE (2023), se dictaron 29.213 condenas por violencia de género. De ellas:

  • 21.884 (75%) fueron contra agresores españoles,
  • 7.329 (25%) contra agresores extranjeros.

Los países con más condenados extranjeros: Marruecos, Rumanía, Colombia, Ecuador y Venezuela.

El Consejo General del Poder Judicial, en su informe anual, confirma cifras similares. En 2023 se registraron:

  • 193.477 denunciados por violencia de género,
  • De nacionalidad española: 74,6%,
  • De nacionalidad extranjera: 25,4%.

De nuevo, una sobrerrepresentación evidente: los extranjeros suponen el 13% de la población nacional, pero protagonizan una cuarta parte de las denuncias por violencia de género. En provincias como Alicante, donde la población extranjera alcanza el 23%, esta relación puede ser incluso más marcada.


Estos son datos, no diagnóstico.

El diagnóstico, que lo realicen los expertos.

Pero los datos están ahí. Silenciarlos no resuelve nada. Y maquillarlos, menos.

 

 

sábado, 12 de julio de 2025

EXPULSAR 8 MILLONES DE INMIGRANTES





 Cuando leí la noticia en varios medios de difusión nacional —no recuerdo cuáles, pero me imagino de qué tendencia son— de que Abascal pretendía expulsar a más de ocho millones de extranjeros, me dije: ¡Este hombre está cada día más loco! ¡Como para que fuera presidente!

Hoy me encuentro con esta noticia:

“Abascal aclara ante la malinterpretación de la izquierda mediática, que Vox no quiere expulsar a millones de inmigrantes”


El líder de Vox, Santiago Abascal, ha salido al paso de la polémica generada por unas recientes declaraciones de su partido sobre inmigración. En respuesta a interpretaciones de medios críticos que afirmaban que Vox pretende deportar a ocho millones de inmigrantes, Abascal ha matizado que su formación solo propone expulsar a quienes hayan venido a delinquir, a imponer su religión, a vivir del esfuerzo ajeno, a maltratar a mujeres o a menores no acompañados, quienes deben ser devueltos con sus padres.

Según Abascal, Vox no ha proporcionado una cifra concreta de inmigrantes que serían deportados, y recalca que solo al llegar al Gobierno podrían determinar cuántos incumplen esos criterios. Subrayó que esa medida también beneficiaría a los inmigrantes legales que respetan las normas y se han integrado.

La controversia estalló tras unas declaraciones de la diputada Rocío de Meer, quien advirtió que cerca de ocho millones de personas de origen extranjero viven en España, muchas de ellas llegadas en un corto periodo de tiempo, dificultando —según ella— su integración y generando problemas de inseguridad. De Meer propuso procesos de “remigración” para quienes no se han adaptado a las costumbres españolas.

Este discurso fue reforzado por otros portavoces de Vox, como Samuel Vázquez y José Antonio Fúster, que vincularon directamente el aumento de delitos violentos con la inmigración ilegal y criticaron las políticas migratorias del bipartidismo (PP y PSOE). Pusieron como ejemplo recientes crímenes cometidos por inmigrantes ilegales y denunciaron el desbordamiento de centros como el de Alcalá de Henares, que alberga a 1.800 personas pese a estar diseñado para 300.

Vázquez esbozó tres condiciones para residir en España: entrada legal, cumplimiento de las leyes e integración en la cultura del país. Señaló que, dado el volumen y características de la inmigración reciente, solo existen dos alternativas: una “mala”, que sería seguir el modelo francés, o una “menos mala”, basada en repatriaciones masivas.

De Meer añadió que, según proyecciones demográficas, en 2044 podría haber más población de origen extranjero que española, y reclamó el derecho a preservar la identidad cultural y demográfica del país. Anunció, además, que Vox celebrará en noviembre una nueva edición del foro Frontera Sur para abordar el fenómeno migratorio desde una perspectiva crítica.

Según estas aclaraciones por diversos integrantes del partido Vox de Abascal, la cuestión ha sido una interpretación —como siempre, sesgada— de quienes promueven eso del “cordón sanitario”, de quienes dicen: “no gobierne la derecha”, “no queremos gobiernos como los de Milei, Meloni, Orbán, Macron, Trump… queremos gobiernos con gente como Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, Putin, Maduro, Lula da Silva, gobiernos progresistas”.

Fuente: ABC – Natalia Cristóbal, 07/07/2025

 

PSICOPATA O FASCINANTE