Marchena y La justicia AMENAZADA: una advertencia con toga y cadenas
Publicado hoy, 16 de mayo, en El País, este artículo recoge y analiza el contenido del nuevo libro del magistrado Manuel Marchena, una obra que considero no solo oportuna, sino completamente acertada en su diagnóstico del momento institucional que vivimos.
Manuel Marchena no se lanza a la arena política, pero deja marcas visibles en la arena judicial. Su nuevo libro, La justicia AMENAZADA, más que una obra, es un gesto. Una advertencia envuelta en el lenguaje técnico de quien conoce el sistema por dentro y por arriba.
La imagen de portada lo dice todo: togas negras atadas con cadenas. No hay neutralidad estética ni casualidad editorial. Marchena lanza un mensaje claro desde el primer golpe de vista. La justicia está bajo presión, y aunque no lo diga con nombres propios, el aroma de la crítica se cuela por todas las páginas.
Una crítica sin destinatario… pero con dirección
Marchena evita la mención directa a medidas concretas como la amnistía a los líderes del procés, pero no por prudencia ideológica, sino por estrategia procesal. Sabe que cualquier desliz podría costarle la recusación en casos sensibles. Por eso desliza frases como dardos indirectos: “el poder político no ha superado la tentación de debilitar los mecanismos constitucionalmente concebidos”.
Su análisis va más allá de lo coyuntural. Alude a fenómenos estructurales: leyes con nombre y apellidos, control del Ministerio Fiscal, y una creciente instrumentalización de la norma. Señala sin señalar. Describe sin acusar. Pero todos entendemos a quién mira.
Marchena como símbolo de resistencia institucional
Este libro no es solo una reflexión teórica. Es un movimiento dentro de la judicatura. Viene firmado por el juez que presidió el juicio del procés, quien con su serenidad, control del relato y autoridad jurídica se convirtió en un referente de moderación y firmeza.
Al final de su carrera, Marchena no se calla. No rompe la neutralidad, pero la tensiona. No insulta, pero incomoda. Se planta. Su análisis técnico se convierte en una crítica política por acumulación. Cada párrafo empuja la idea de que algo está mal en el equilibrio de poderes, y que la toga, símbolo de justicia, está siendo apretada por cadenas cada vez más visibles.
Una intervención con calendario político
El libro aparece en un contexto de enfrentamiento institucional. Justo cuando el Gobierno impulsa la ley de amnistía, y mientras desde el entorno conservador se redoblan las llamadas a la movilización institucional. No es coincidencia. Aunque Marchena no marche con pancarta, su pluma se ha unido al ruido. Con forma de ensayo, pero con la fuerza de un editorial.
Su intervención no es un ataque, sino una alerta. Una forma de decir: “yo no acuso, pero observo”. Y lo que ve no le gusta. Ni a él, ni a quienes dentro del sistema judicial comparten su inquietud.
Y, en mi opinión, su análisis es totalmente correcto. Porque si algo debería preocuparnos en democracia es que el poder político busque atajos para esquivar los contrapesos que lo limitan. Marchena lo advierte, y conviene escucharle.

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